Cuando le dices y no le gusta. Cuando haces, rehaces y le rematas. Amarga rabia placentera que envenena sus sentidos y le exhortan a la dulce y sabrosa venganza de hacerte sufrir hasta los más puros límites del dolor y la angustia. Sí. ¿Por qué negar la satisfacción y el gozo que genera saborear tus lágrimas mientras el puñal atraviesa tu sensible corazón?
Sed de venganza por el orgullo de un despecho de mujer que se alimenta de ideas y pensamientos que sutilmente llevará a cabo mientras su víctima goza de la victoria creyéndose así haber vencido y conseguido lo que deseaba. Su atención.
Fervor cuando te ve arrastrado y afligido por los látigos de sus desprecios. Hundido y abatido rogándole tan sólo una mirada para aliviar tu dolor y tu pena. Pero ella se hace más fuerte cada vez que tú respiras con agonía.
Jamás entregues a una mujer a los brazos del orgullo. Porque no hay nada más temido que un demonio disfrazado de mujer…
Sed de venganza por el orgullo de un despecho de mujer que se alimenta de ideas y pensamientos que sutilmente llevará a cabo mientras su víctima goza de la victoria creyéndose así haber vencido y conseguido lo que deseaba. Su atención.
Fervor cuando te ve arrastrado y afligido por los látigos de sus desprecios. Hundido y abatido rogándole tan sólo una mirada para aliviar tu dolor y tu pena. Pero ella se hace más fuerte cada vez que tú respiras con agonía.
Jamás entregues a una mujer a los brazos del orgullo. Porque no hay nada más temido que un demonio disfrazado de mujer…
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