Blog de Tina

"Pensamientos y reflexiones de una mente divagada..."

jueves, 20 de enero de 2011

"Se puede ser bueno, pero no tonto" dice el refrán...

    ¿Por qué me indigno y protesto si yo en el fondo también actúo con las mismas intenciones ante el resto del mundo?
   
    Hace ya un tiempo escribí sobre las relaciones humanas, sean del tipo que fueren. Ese motor que nos impulsa, ese estímulo que nos hace actuar; el interés.
  
    Y esa perspicacia que poseo para darme cuenta de mis defectos hace que no pueda evitar la autoanálisis y autocrítica para después proyectarlo al ser humano y poder entender ese tipo de comportamiento que tanto me irrita. Así me vuelvo cada vez más tolerante, más empática y por consiguiente evito tomar decisiones imprudentes y precipitadas de las que luego pueda arrepentirme. Porque para poder entender a los demás primero hay que conocerse uno mismo y reconocer que todos somos capaces de tener los mismos sentimientos y de actuar de las mismas formas que los demás ante situaciones parecidas. Es el sentimiento de empatía aunque ésto, y egoístamente analizándolo, considero que hay que saber controlarlo, de lo contrario, siempre estaremos en desventaja emocional ante los demás y ya conocemos todos el refrán; "se puede ser bueno, pero no tonto".

    Y volviendo al desarrollo del núcleo principal, es el interés lo que nos mueve. Tuve que repetírmelo una y mil veces después de comprobar personalmente cómo algunas personas conocidas se dirigían hacia mí con algún tipo de interés personal que me molestaba.

    Quizás lo que más me molestara no haya sido el interés en sí, sino el descaro y la frescura con el que te piden algún tipo de favor de forma insistente; ""Por si no te habías entereado te lo vuelvo a repetir".
 
  Y vuelvo a reiterar. Quizás no es el favor en sí ni la frescura con el que te lo piden insistentemente, quizás no es eso lo que me moleste sino que llegues a darte cuenta que ese tipo de personas sólo y únicamente te tengan en consideración para cuando le hagan falta algo tuyo.
     Pero, ¿acaso no hemos llegado a relacionarnos nosotros en algún momento de nuestra vida, quizás sin darnos cuenta, a alguna persona símplemente por algún interés? A todas. Nos relacionamos por interés, sean del tipo que fueren, como ya dije anteriormente.
  
    Así que esta vez no me cabrearé, ni me indignaré ni actuaré dando pataletas cual niña de prescolar. Esta vez entenderé a mi adversario, me pondré en su lugar, le comprenderé y luego, una vez habiendo comprobado que yo también actúo igual en muchas ocasiones sin ser consciente de ello, pasaré soberbiamente de sus insistencias, porque la soberbia también forma parte del ser humano, pero ese es un tema del que ya escribiré más adelante...
Y recuerde, que "se puede ser bueno, pero no tonto".