Blog de Tina

"Pensamientos y reflexiones de una mente divagada..."

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Cae el crepusculo....


    Cae el crepúsculo y todo se borra menos tus ojos. Los contemplo en mi delirio de amor desesperado, a vece de odio y a veces de frustración. Me duelen las palabras que ya nunca dices, y nunca las palabras dijeron tan poco, si a los años que le sumas al amor se presentan tan eternos para ti.
    
    Nunca me sentí tan apartada de tu hambre y necesidad, de tu voracidad animal y varonil. Y mi reclamo, es un grito en silencio sin respuesta ni revolución. Ya no sé de cuántas maneras manifestar mi resignación, ya no sé cómo hacerte ver que la mujer envuelta en llamas en mi interior, se está apagando poco a poco, porque en tu pecho, tan sólo quedan cenizas.
    
    Alargas un camino sin rumbo ni dirección permanente. Dibujas ilusiones inexistentes de sentimientos equivocados.
Cae el crepúsculo y me siento confundida, anhelando la luz del día para intentarlo una vez más.
     Mis poemas, ya no son rosas que florecen sino regueros de letras muertas.
Neutral y despreocupado, inmóvil e indiferente y al caer el crepúsculo todo se consume, se marchita, se desvanece....

miércoles, 12 de marzo de 2014

Contigo y tú

    Contigo volví a nacer, y tú llenastes mi vida de esperanza. Contigo me siento de verdad querida y amada, y tú me lo demuestras con hechos, no con palabras.
Tú me haces reir, contigo no lloro. Contigo puedo ser yo, sin miedo a que tú te enojes. Tú jamás te enfadas cuando estoy triste y desesperada, tú me comprendes y me abrazas, y contigo la vida es sana.
    Contigo puedo expresarme libremente sin miedo a malas caras. Contigo puedo ir al fin del mundo, porque tú me acompañas. Tú me lo das todo, a cambio de nada. Compartes conmigo todos tus bienes, así te quedes sin nada. Veo en tus ojos ilusión por querer vivir la vida a mi lado, y buscas esperanzas donde apenas ya las hay, y eso me demuestra que de verdad me amas. No te importa el día y la noche, el tiempo ni las horas, ni la madrugada, que si hace falta estás conmigo en las buenas y en las malas. Sé que alguien desde ahí arriba te ha puesto en mi camino. Tú me salvastes la vida, y yo moriré contigo.

lunes, 24 de junio de 2013

Aprendiendo a vivir sola....

Hoy sí, hoy es el día en el que me apetece escupir vivencias, recuerdos y reflexiones que tengo silenciadas en un lugar oculto y recóndito de mi corazoncito.
Con certeza afirmo que todos o casi todos los seres humanos nos preguntamos, nos sorprendemos y con frecuencia juzgamos, muy a menudo, ciertas reacciones que los demás acometen hacia nosotros en respuesta, quizás, a algo que nosotros hemos provocado a que se produjera.
Siempre vemos mal lo que hacen los demás, cómo actúan o cómo nos responden sin cuestionarnos que quizás, nosotros, hemos encendido alguna mecha provocando que algunas personas salgan espantadas de nuestro lado o no quieran tener más apego hacia nosotros.

A veces creo que la empatía es un don. Tener la gran capacidad de ponerse en el lugar del otro para vivir sus emociones, deseos y frustraciones y entender y disculpar así su actitud hacia nosotros.

Una vez alguien me dijo que si todos los seres humanos fuésemos empáticos, se acabarían los problemas en el mundo; la pobreza, la miseria, la venganza, el odio, la violencia...
Y reconozco que somos demasiado egoístas. Que sólo vemos el mal o el feo que nos hacen a nosotros pero incapaces somos a su vez de entender el por qué.
Todo el mundo tenemos nuestros motivos pero somos egoístas y sólo vemos la paja en el ojo ajeno.
Algo parecido ocurre con la Amistad. A veces creo que la amistad es egoísta, como lo es el amor. Todos queremos tener amigos pero muy pocos estamos dispuestos a convertirnos en uno.

Yo, de tanto que di durante toda mi vida aprendí a recibir. Me hundí tantas veces que aprendí a comprender que al día siguiente iba a volver a levantarme. Me he visto tan sola que aprendí a acompañarme a mí misma. Intenté ayudar tantas veces a los demás que aprendí a ayudarme yo misma. Hago lo que quiero, cuando quiero y como quiero y los demás que hagan lo que quieran sin que cuestionen ni juzguen por qué yo lo hago o lo dejo de hacer. Cada uno tiene sus motivos.
 
Me encoraja que haya amigos que me juzguen cuando a lo largo de toda mi vida no he tenido uno de verdad. He vivido situaciones drásticas en mi vida, vi cómo una de las personas que más quiero se iba de este mundo, vi cómo me maltrataban en la escuela, vi cómo sufría desengaños, vi cómo los problemas familiares crecían, vi cómo sufrí enfermedades, vi cómo la vida se me venía abajo una y otra vez y no quería levantarme, vi cómo me hacía daño a mí misma, vi cómo viví el desamor, vi tantas cosas que nadie vió conmigo... y nadie estuvo a mi lado de la forma en que yo lo necesitaba, que el concepto de la amistad me cambió. La verdadera amistad es la familia, la única que de verdad y de la forma en que yo lo necesitaba, estuvo siempre a mi lado.

jueves, 28 de febrero de 2013

Dónde quedaron....

Dónde quedaron, aquellas persecusiones nocturnas.
Dónde quedaron, aquellas miradas infernales.
Dónde quedaron, aquellos impulsos descontrolados.
Dónde quedaron, aquellas palabras entrecortadas. 
Y paseo por el reloj, por las horas, los minutos y segundos.
Y deslizo mis dedos por aquellos meses pasajeros.
Y rebusco en aquellos días curiosos, donde la luz cegaba mis ojos y el calor abrazaba mi cuerpo.
Y me detengo en aquellos momentos, intensos pero fugaces, dulces pero insaciables.
Y evoco situaciones, cual anciana en su mecedora sobre pasados lejanos, con ojos grises y apagados frente imágenes intermitentes. Sintiendo en cada poro, en cada pliegue de mi piel como si escondido no fuese a revivir de nuevo, el duelo interno.
Pasó, como pasan las estaciones, como el cauce del río, como del calor al frío y del frío al calor. Inservible, incurable....

martes, 5 de febrero de 2013

Casi negro...

    Quise adentrarme en el mar. Era de un oscuro azúl intenso, casi negro, pero algo me lo impedía.
  Ellas no me esperaron cuando terminaron su baño. Caminaron hacia la arena seca sin importarles la soledad de mis temores frente a un océano agitado por brazos oscuros.
   Echo de menos el sol. Aquél que alumbró mi aura y la cambió de color. Echo de menos el deseo de llegar y sentir cómo me refrescaban sus olas y cómo la arena seca calentaba mi piel. Cómo al introducir mis pies en la cálida y fina arena de su paraíso, hacía estremecerme de placer.
    Quise adentrarme en el mar... pero estaba oscuro...