Blog de Tina

"Pensamientos y reflexiones de una mente divagada..."

lunes, 23 de abril de 2012

Y me dices: "Ven aquí..."

    Y me dices: "Ven aquí" , mientras me miras fijamente con brillo en los ojos y sonrisa cómplice. 
    Y me atraes hacia ti, sujetando mi mano, mientras entrelazas mis dedos con los tuyos sin apartar tus ojos intensos y dominantes de los míos. Y yo me dejo llevar como hipnotizada, vacilante, aturdida por el sugerente olor que la brisa me atrae de tu cuello. Y mi pulso se acelera y los latidos sobrepasan el ritmo de la normalidad. Pero tu seguridad me tranquiliza. Pareces entenderme, y rodeas con tu brazo mi cintura mientras separas mis dedos de los tuyos para acomodarlos en tu cuello; liso, varonil y apetecible.

    Y dejas caer tu frente sobre la mía mientras tus manos acarican mi cintura que, absurdamente, lucha contra tus ganas de atraerme hacia ti. Y tras otro ridículo intento de separarme, me aprietas con más fuerza, impidiendo que me aleje de ti. Y eso me gustó, porque entendí la intensidad de tu deseo...

viernes, 20 de abril de 2012

Me gusta pasear por la orilla...

    Me gusta pasaear por la orilla con el mar en calma.   Las pequeñas olas que aterrizan en mis pies me acarician los tobillos cuando retroceden para volver a coger impulso.
    La brisa fresca en mi cara me trae el olor a algas perfumadas por la sal. Me detengo y observo el horizonte del océano, dibujado por una fina línea que separa mi campo de visión con lo desconocido.

    Cierro los ojos y respiro... y me dejo llevar por los sonidos inconfundibles de la playa. El fragor de las olas rompiendo y gaviotas surcando por el mar, buscando su plato diario.

    Me siento e introduzco mis dedos en su cálida y virgen arena. Su calor es placentero cuando roza mi piel.
    Descanso con la cabeza recostada sobre la arena, sin importarme cuánta cantidad de tierra se introduce por el tejido de mi ropa. Vuelvo a cerrar los ojos durante unos segundos y al abrirlos observo otro océano inmenso y celeste. Esa mañana despejada no había nubes que lo adornara.

    Una melodía se balancea por mi cabeza. Me dejo llevar por la extraña sensación que me provoca "Possibility de Lykke Li" mientras sigo observando el horizonte.
    Me incorporo, y de nuevo contemplo ese océano inmenso en el que tantas veces me había sumergido. Lo examino con la curiosidad de saber qué se sentiría en esos momentos si me adentrara en él. Mi corazón se aceleraba al imaginarlo, me hacía sentir viva y llena de libertad.

    Un impulso incontrolado y frenético me hizo tomar la decisión repentina de ser abrazada por esas aguas en ese preciso momento. Nadie podía impedir que lo hiciera, nadie estaba conmigo para recordarme que aquello era una absurda locura. Sin detenerme a pensar en las consecuencias del frío primaveral me desprendí de los vaqueros y del jerseys hasta quedarme en ropa interior y mangas cortas.
    Los pequeños cristales que me guiñaban en su superficie invitaban a formar parte de su hermosura.
Mi piel se estremeció ante el frío cortante de sus brazos, pero el fuego interno que se propagaba en mi interior competía contra el gélido manto de su bravura. Y lentamente sumergí mi cuerpo hasta cubrirme con su frialdad.
    Y así me bauticé en sus aguas, en su arena. Y me revolqué en sus entrañas hasta quedar grabado en cada uno de los poros de mi piel el sabor a libertad.

miércoles, 18 de abril de 2012

Y resurgió...





    Y resurgió de sus cenizas cual ave fenix, embriagada por el suave y delicado tacto de sus dedos. Le acarició la ligera fibra de su ánima y despertó aturdida de su profundo letargo, dejándose llevar por el dulce sabor a mermelada que le transmitían sus carnosos y seductores labios. Sedienta y sofocada, su garganta le abrasaba por un deseo desesperado de saciar su sed, aridez que no podía ser saturada en aquel impulso prolongado.
    Miró sus ojos durante unos minutos y comprendió que aquella pobre víctima ya no tendría escapatoria. Le respondió con una media sonrisa y organizó en su cabeza las distintas maneras de las que podría disfrutar de aquella golosina tan vulnerable y placentera, y acto seguido desprendió aquella droga adictiva de la que él ya no podría deshacerse...