Y paseo por el reloj, por las horas, los minutos y segundos. Y deslizo mis dedos por aquellos meses pasajeros. Y rebusco en aquellos días curiosos, donde la luz cegaba mis ojos y el calor abrazaba mi cuerpo. Y me detengo en aquellos momentos, intensos pero fugaces, dulces pero insaciables.
Y evoco situaciones, cual anciana en su mecedora sobre pasados lejanos,
con ojos grises y apagados frente imágenes intermitentes. Sintiendo en
cada poro, en cada pliegue de mi piel como si escondido no fuese a
revivir de nuevo, el duelo interno. Pasó, como pasan las estaciones, como el cauce del río, como del calor al frío y del frío al calor. Inservible, incurable....
Profundas, sin duda alguna, tus reflexiones de mente divagada.
ResponderEliminar;) Gracias Antonio
ResponderEliminarTina, ¿Dónde demonios te has metido?
ResponderEliminarGuzmán Loma.