
Nunca me sentí tan apartada de tu hambre y necesidad, de tu voracidad animal y varonil. Y mi reclamo, es un grito en silencio sin respuesta ni revolución. Ya no sé de cuántas maneras manifestar mi resignación, ya no sé cómo hacerte ver que la mujer envuelta en llamas en mi interior, se está apagando poco a poco, porque en tu pecho, tan sólo quedan cenizas.
Alargas un camino sin rumbo ni dirección permanente. Dibujas ilusiones inexistentes de sentimientos equivocados.
Cae el crepúsculo y me siento confundida, anhelando la luz del día para intentarlo una vez más.
Mis poemas, ya no
son rosas que florecen sino regueros de letras muertas.
Neutral y
despreocupado, inmóvil e indiferente y al caer el crepúsculo todo
se consume, se marchita, se desvanece....
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